Habitualmente se usa Kuchiyose no jutsu o alguna variación para llamar a una invocación. El usuario ha de dar un poco de su sangre (independientemente de lo que desea invocar), y una cantidad de chakra
proporcional al tamaño o a la fuerza de la criatura. También suele ser
necesario haber firmado un contrato con la invocación o su familia para
tener esta habilidad, como en el caso de los sapos. Algunas
invocaciones son tan poderosas que pueden rebelarse contra sus amos o
exigir algo a cambio de su participación en la batalla.